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domingo, 15 de mayo de 2011

La viva imagen del franquismo.

Lamentablemente tuvo éxito porque Alemania fue humillada injustamente en el tratado de Versalles por las otras potencias, tan buitres como ella. Le hicieron asumir todas las culpas y reparaciones, que sumaban millones y millones. La República de Weimar cometió su gran error en aceptar esas cargas, error porque Alemania no había perdido esa guerra en el campo de batalla. No se combatió en su territorio. No sufrió destrucción (al contrario de lo que pasaría en la 2da, en la que sí la hicieron pomada). Tan solo había quedado agotada, sin recursos, y en peligrosa inferioridad militar al meterse EEUU en la contienda. Y luego de pedir un armisticio, también entró en crisis política interna, en la que incluso hubo soviets de obreros y soldados similares a los de la Revolución Rusa. Los dirigentes de la República sofocaron la revolución y firmaron las condiciones humillantes que le impusieron las potencias. Fue el huevo de la serpiente.

Las ideas antisemitas y de superioridad de una raza eran comunes en toda Europa. Incluso en Inglaterra y Francia, aunque ahora prefieren olvidarse. Hitler pasó su juventud en Viena, capital del viejo imperio romano-germánico, uno de los estados más retrógrados y antisemitas del continente. Él tan solo llevó esas ideas a un extremo patológico. La crisis del '29, que en Alemania se hizo sentir fuerte (6 millones de desocupados), puso al pueblo alemán en situación desesperada, y recibió esas ideas como verdaderas "soluciones".

Como argentino no puedo dejar de alertar contra ciertas gentes que aquí también ofrecen soluciones fáciles de exterminio o "mano dura" contra ciertos sectores de población, como si el odio y el derramamiento de sangre realmente pudieran solucionar algo.

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